Mi esposa y sus sueños de puta
Hace ya algún tiempo formalicé mi relación con una chica varios años más joven que yo. Ella siempre ha sido muy reservada en lo referente al sexo y no me malentiendan, no quiere decir que no sepa coger, sino que incluso ver escenas de desnudos en la tele le genera incomodidad, pero de que disfruta de un buen cogidon eso es un hecho.
Cuando lo hicimos por primera vez, ella me había confesado que su mayor ilusión era hacerlo súper romántico, tierno, lento. Que no le gustaba nada de eso donde las nalgueaban o las abofeteaban o más cosas que, en pláticas con sus amigas se había enterado que sucedía. Francamente yo me sentí feliz porque también deseaba hacerlo de esa manera. Ya me habían tocado locas, muy locas y por primera vez se conjugaba sexo y amor así que no tuve problema.
Lo curioso fue el primer oral. No imaginan lo delicioso que fue, la manera en cómo se entregó y lo hizo lento, suave. Estábamos de pie, besándonos lento, acariciándonos y de manera muy lenta y suave rosó con la punta de sus dedos por sobre mi pantalón ya el abultado miembro. Ni siquiera lo tomó con la mano completa como muchas lo hacen. no. ella solo pasó sus dedos rosándolo a lo largo y ancho hasta que sentía que reventaría el pantalón de tremenda erección que me había generado. Sin detener sus labios en mi boca desabrochó el cinturón, lentamente bajó el cierre del pantalón, desabrochó el botón y se puso de rodillas, le dio unos besitos a mi verga que aún estaba dentro del bóxer y muy lentamente fue bajando con los dientes mi ropa interior hasta que quedó completamente expuesto con la cabeza llena de brillo por todo ese líquido seminal que ya escurría literalmente…
Puso su mano en mis testículos y los empezó a sobar muy suavecito mientras con la punta de su lengua alcanzaba una gota que escurría, la tomo y la regresó a lo largo del cuerpo de mi verga hasta la punta y la dejo donde estaba todo lo demás. Jamás apartó su mirada de mí. Yo estaba hipnotizado y ella no tenía piedad, seguía recorriendo todo mi pene solo con la punta de su lengua sin llegar a meterlo a su boca. Yo sentía que en cualquier momento iba a explotar. De repente junto sus labios en la cabeza de mi pene y le dio un beso largo mientras sorbía todo el líquido que ya chorreaba y lo metió a su boca, cuando vi que mi miembro entro por completo y sentí el calor de su boca hasta la base de mis huevos casi me desmayo.
Después de un rato de la mamada más maravillosa de mi vida me senté y ella se sentó sobre mí. Comenzamos a movernos lento, rítmico sin necesidad de nada frenético y la sensación fue más que poderosa. Con una mano la sujeta de una de sus nalgas mientras que con la otra saqué solo una de sus hermosas y deliciosas tetas (34 b) y si consideras que es muy delgada, se le ven divinas. sin detener el vaivén comencé a besarla por los bordes, cerca de la aureola, solo rosando con la punta de mi lengua sin llegar a tocar el pezón, solo recorría esa teta tan deliciosa mientras la penetraba lentamente. Escuchaba como gemía, como respiraba cada vez más agitada pero no subíamos el ritmo. Descubrí ambas tetas y las toqué con mis manos. De manera gentil pero firme, lograba sentir la dureza de sus pezones en mis palmas y la suavidad de todo ese manjar. Las metí a mi boca y me dejé llevar.
Mis manos estaban en sus nalgas, pero de manera suave y rítmica acerqué mi mano hacia su culito y con la punta de mi dedo comencé a estimular los bordes de su ano mientras sentía como mi verga no dejaba de entrar y salir, ella escurría demasiado. Mi entrepierna ya estaba llena de sus fluidos, pero... el ritmo lento y suave no paraba. Rosaba cada parte de ese culito con mis dedos hasta que acerque la punta de mi dedo medio y sentía como palpitaba, lo metí unos centímetros y escuche un gemido ahogado de ella. Comenzó a mover su cadera en círculos para que mi verga y mi dedo quedaran muy acoplados.
Ella se vino como 3 veces con lo que estábamos haciendo, pero cuando yo estaba a punto de terminar y sin previo aviso ella se salió, se bajó y metió mi verga dura, palpitante y completamente mojada de ella a su boca y siguió chupando hasta que mi semen se escurrió de entre sus labios, pero eso no la detuvo. No señores, ella siguió mamando hasta que yo ya no podía más.
Después de ese primer encuentro, las cosas fueron subiendo de intensidad. Cada vez ella tenía más curiosidad por experimentar cosas nuevas. A ella nunca le habían hecho sexo oral y por ende le costaba trabajo dejarme hacerlo, pero una vez que so hice me dijo que fue de las coas más deliciosas que había sentido. Después de eso vino el sexo anal que fue súper mega delicioso. Escuchar como gritaba, pero pedía más y más me excitaba demasiado.
Lo más curioso es que siempre que yo la estimulaba por diversos lados podía ver como cerraba sus ojos y observaba sus movimientos, sus gestos y ella llegaba una y otra vez. Por ejemplo. Si ella estaba montándome yo subía una mano a sus pechos y la otra sobre su garganta y cuando pasaba uno de mis dedos por sus labios, ella lo empezaba a chupar, pero como si fuera otra verga, no el dedo de mi mano. Incluso, tomaba mi muñeca como s fuera la base del miembro y lo mamaba delicioso mientras movía su cadera sobre mi verga hasta que se venía varias veces y después de ahí me pedía que se los echara en la boca.
En otra ocasión la tenia de perrito, y empezó a mover su cadera en círculos a lo que me dispuse a mojar mi dedo gordo con mi boca y lo llevé hacia su culito mientras con la otra mano le separaba las nalgas. De manera dócil se agachó más y empecé a estimular, pero ya veía como palpitaba su colita gritándome que lo metiera y así fue, cuando sintió mi dedo gordo dentro del culo hasta adentro y mi verga hasta el fondo de su vagina empezó a jadear más fuerte hasta que se vino. Sentía como me apretaba el dedo con el culo y la verga con su rajita. Me pidió que le terminara en el ano. Deposité mi esperma justo en la entrada de su anito y vi como escurría hacia su clítoris. De inmediato con sus dedos empezó a jugar con mi leche y se embarraba entre su vagina y su ano.
Así que un día, mientras lo hacíamos, ella sobre mí y mamando uno de mis dedos me atreví a preguntarle que se imaginaba, o que le gustaría, pero ella se detuvo un poco y me dijo que no preguntara nada, que solo disfrutara, pero yo quería saber así que le dije... te imaginas, ¿así como estas que en lugar de mi dedo fuera otra verga?... entonces se detuvo en seco y se molestó. Me dijo que quien creía que era ella como para que dijera esas pendejadas.
Yo le dije que era la mujer más perfecta del mundo pero que veía con que anhelo mamaba mis dedos o como disfrutaba de cuando le metía un dedo por el culo mientras la penetraba y pues quería saber, que yo jamás pensaría mal de ella, al contrario. Es una fantasía y por eso no se peca o no se es infiel. Entonces ella se puso de pie y se disponía a ir al baño, pero no la dejé. Me pare de inmediato, la recargue contra la pared le pedí que parara ese culito y se lo metí sin pedirle permiso, ella gimió de placer y empezó a moverse.
Lleve mi dedo a su ano que ya estaba palpitante lo empecé a estimular y le decía en voz baja... solo imagínalo amor, que fuera otra verga mientras yo te lo estoy metiendo. Yo estaría boca arriba y el otro estaría metiéndolo en tu culito, pero podría estarme comiendo esas deliciosas tetas que tienes y que te encanta que te muerda. Podría darte besos y de repente él podría estar por terminar y salir de tu culito y avanzar hacia tu boca y así tu podrías mamársela hasta hacerlo venir en tu boca mientras yo sigo metiéndotela y disfrutando de esas nalgas tan ricas que tienes, solo piénsalo. Todo esto le decía mientras la tenía pegada en la pared, pero ahora si le estaba dando más duro, más fuerte, la tome por el cuello, luego del pelo hasta que dijo primero en voz baja... si, si quiero. Quiero sentir dos vergas bien paradas en mí, quiero que me llenes de leche.
Prohibida obsesión por mi hermana
Hola, me llamo César y esta historia que les cuento es totalmente real y una locura a la vez, nunca pensé que tendría este tipo de experiencia. Comencemos por el principio.
Soy el hermano mayor, ahora tengo 24 años, mi hermana Diana de 22 es muy coqueta y le encanta vestirse provocadora, "es para gustarme a mi" dice ella. La verdad creo que esto empezó hace un par de años.
Ella se desarrolló después de la secundaria o prepa, la verdad es que yo solo la veía como una niña boba que usaba mis sudaderas. Hasta que dejó de usarlas y empezó a vestirse muy muy entallada.
Mide 1.64 es de piel muy blanca y voz chillona, por lo que me fastidiaba salir con ella, aunque mamá siempre me mandaba a cuidarla. Por lo regular estaba a distancia tomando un café o leyendo algo mientras ella iba con sus amigas. Fue hasta esa vez en el cine que note a un tipo acercarse como si viera la cartelera pero con el teléfono muy pegado a sus nalgas. Diana llevaba unos leggins rosa pastel que se clavaban entre sus nalgas. A pesar de mirarlo feo y tratar de que ella se moviera de ahí, no logré impedir que el tipo, le tomara fotos o la grabara no sé muy bien. Se alejo mirándome con una risa burlona mientras yo apestaba los puños y miraba como mi hermana ni siquiera se daba cuenta de lo que pasaba. Al mismo tiempo note que un bulto se había formado en mi pantalón. Era... ¿por ver el culo de mi hermana?
Al día siguiente ella como si nada caminaba por la cocina con su short de pijama, ese de bolitas que igual que sus leggins se clavaba entre sus nalgas, no podía quitarle la vista de encima y ella me miró extrañada.
—¿Estás bien? –dijo mirando mi pantalón.
—¿QUÉ? ¡NO... YO! –sentí como el color se subía a mis mejillas y como pide salí de ahí.
Era abrumador estar junto a ella, pero me castigaba. No podía pensar en mi hermana de esa manera, si ahora tenía un culo redondo y rico, unas tetas pequeñas y levantadas pero seguía siendo mi hermana. Contuve todo eso que tenía dentro husmeando en su ropa, incluso con su ropa ajustada podía adivinar que tanga o cachetero traía puesto, obviamente los olía a escondidas y me masturbaba. Luego volvía la culpa.
Hasta este fin de semana, ella ya con 22 sale sola con sus amigas, me toca ir a buscarla a algún antro o plaza. Un par de veces me ha tocado llevarla a comer pues está muy borracha. Cómo en este caso. Salía de un antro, eran las tres de la mañana y traía un vestido corto, cuando me acerque por ella me eructó con olor a cerveza.
—¿Otra vez borracha? –le dije aunque solo llevarla tomada de la cintura hasta el auto me provocaba ya una gran erección.
—Solo fueron dos cervezas, no les digas a nuestros padres–dijo sonriendo, ahora usaba braquets lo hacía que al hablar salvará más de lo normal.
—No están, se fueron a cenar –savia que mis padres salían a un hotel, mi madre era de esas que gritan mucho y de un tiempo a la fecha preferían evitar que sus hijos o vecinos los escucharán.
—ok –dijo y se acomodó para roncar a los pocos minutos.
Su vestido apenas le cubría, podía ver un poco como se asomaba su ropa interior. Me detuve en un semáforo y como si quisiera despertarla la moví y subí más su vestido. Ahora veía sus labios vaginales húmedos, con el vestido ajustado casi en la cintura. El claxon de otro carro me saco del transe y avance no sin dejar de verla de reojo y con la pulsación a más no poder, sudaba frío y las manos me temblaban. Por culpa y por nervios.
Por fin tuve el valor, mordiéndome los labios y estacionado afuera de casa coloque dos dedos sobre su panochita, se sentía tan calientita, mis dedos estaban justo en medio recibiendo su humedad mientras ella roncaba babeando.
Llevábamos un par de minutos que para mí fueron una eternidad afuera, luego sonó un claxon, era el vecino que saludaba. Conteste el saludo y Diana no despertó pero se espabilo un poco, para cuando abrió los ojos yo ya estaba abriendo su puerta y sujetándola para entrar a casa. Mi erección no cedía, menos ahora que tenía sus tetas a centímetros. La recosté en su cama mientras seguía hipnotizado mirando su cuerpo.
—¿Que me ves? –dijo balbuceando y provocándome un susto que casi me infarta.
—¿Te vas a dormir así? –pregunte en ese tono regañón acostumbrado.
—mi pijama... –dijo casi con los ojos cerrados.
Fui a su mueble y busque la de short rosita que le quedaba pegadita, le quite el vestido por encima de los hombros y desabroché su brasier, sus tetas hermosas quedaron frente a mi con esos pezones rositas pequeños y suculentos, le puse la blusa y luego el short. Cuánto lo ajuste a sus culo no resistí. Metí mis dedos entre sus piernas para sentir de nuevo su humedad. Ella se estremeció y abrió los ojos.
—¡Que rico bebé! –dijo mientras me sobaba la verga sobre el pantalón.
Me baje el cierre y saque mi verga que punzaba de excitación. Ella cerró los ojos un momento, luego sonrió mostrándome sus braquets y chupo un poco mi verga.
—¡Que rico bebé! –repitió y mamo un par de veces mi verga para luego cerrar los ojos Aún con mi verga en la boca.
Me acomode para no abandonar su boca y me movía suavemente mientras sobaba su panochita. Ella chupaba de poco en poco y dormía, hasta que ya no despertó, así que seguí metiendo mi verga en su boca que estaba a mi disposición. Su panochita ya estaba bien mojada, moví su tanga y metí un par de dedos pero pegó un respingo que saco mi verga su boca, Si que preferí barajar bien mis cartas. Baje su short para sobar sus nalgas que eran suaves y redondas, mientras montado en la cama me acomodaba para que mi verga entrara nuevamente entre sus labios.
—¡Bebe! –dijo y chupo como si fuera un helado y dejo que el trozo de carne erecto resbalara dentro de su boca. Sentía su respiración sobre mi verga, además de que su saliva escurría por un costado de sus labios, abría sus nalgas para admirar su coño y ver su apretado ano, hasta el punto de palparlo con un dedo sintiendo sus pequeñas arrugas.
Miraba como en su mejilla se marcaba el paso de mi verga y me ponía más cachondo, venía el momento de la decisión más importante de esa noche. ¿Terminaría dentro de su boca? ¿Me masturbaría en el baño como de costumbre o llenaría su cara de semen?
Al final apenas y saque mi verga los chorros de semen mojaron su cara, estaba de lado y mi semen embarró su mejilla un par de veces, escurriendo en sus ojos y nariz. Sacudí mi verga con fuerza en sus labios dejándoles una capa viscosa de semen. Con mi otra mano apretaba con fuerza su nalga que quedó enrojecida. Me quite mi camiseta par a limpiar su rostro, no sin antes tomarle un par de fotos a su rostro lleno de esperma. Lo cual la verdad hizo que se me pusiera dura de nuevo. Acomode su short mirando como se clavaba en su culo y salí con la misma culpa de siempre.
Cuando desperté me dio miedo salir de mi cuarto, ¿Que me diría Diana? Mis padre tocó a la puerta para que bajar a desayunar y ahí estaba ella, recién bañada y sonriente como siempre.
—¡Hola hermano! –dijo mientras bebía un vaso de leche.
—¿Cómo estás? –pregunté tanteando el terreno.
—¡Cruda! No me acuerdo ni como llegué a la casa. Gracias por ir por mi, nomás me acuerdo que salí del antro y se me borró la cinta.
—¡Deja de tomar como albañil! –dijo mamá —no siempre va a estar Cesar para ser tu chófer.
—no, no me molesta. Me preocuparía más que regresará sola con algún desconocido.
—¡Aaw! Por eso te quiero menso.
A mí me urgía que llegara el siguiente fin de semana y se ahogara de borracha, tenía una cita con ese culo. Así pase la semana espiándola. Le tome fotos del culo y entendí al tipo del cine. Era adictivo mirar ese culote de mi hermana.
Me dejé coger el culo
Una noche de paseo en la ciudad, encontré a varios transexuales en la calle. Uno estaba despampanante y no aparentaba ser hombre. Me ofreció sus servicios y me ganó la calentura de cogerle el precioso culo qué se le marcaba en una cinturita perfecta con piernas torneadas.
La verdad no me importo cuanto me cobraría, lo que deseaba era cogérmelo porque iba excitadísimo.
Entramos al auto hotel y la verdad todo bien, tenía voz bastante femenina y no se le notaba para nada la tremenda verga qué tenía.
Me le acerqué y le dije que me gustaba mucho. Empecé a besarle los pechos y el empezó a acariciarme bajando hacia mi pené.
Estaba super caliente. Me la saco y me la acariciaba. Yo estaba mojadísima y le encantó verme así. Me desvistió muy fácilmente. Y me acostó boca arriba. Me chipaba la verga deliciosamente y me besaba los huevos cuando de repente me dio varios lengüetazos en mi ano.
Aunque me asustó me encantó, luego me dijo me encanta lo apretadito qué lo tienes y sentí como una calentura fuertísima se apoderó de mi.
Siguió chupándome todo. Me sentía como si fuera su mujer. Me empezó a meter la lengua y me volvía loco del gusto. Yo tenía cerrados los ojos para disfrutar cada caricia. Cuando los abrí tenía enfrente una verga grande y venosa saliendo de la tanga qué llevaba.
Sin pensarlo me la metí a la boca. Y sentía como palpitaba porque también él estaba muy caliente por cogerme el culto. Como podía hacia lo posible por meterme la toda pero era imposible porque estaba muy grande. Me chorreaba semen entre mis piernas y a él le salía líquido seminal por montones.
Me excitaba oírlo gemir con cada mamada qué le daba. No sabía lo que me esperaba cuando me puso en cuatro a la orilla de la cama. Me dio una metida de lengua y dedo en mi culto qué ya palpitaba por comerse la tremenda verga qué tenía.
Me dijo vas a ser mi mujer y me metió suave y delicioso ese tremendo palo acariciando me la verga también. Ya para ese momento me había venido dos veces.
Cuando la tenía toda adentro no podía creer como muchas mujeres se negaron a darme el culo siendo tan rico recibir verga por ahí. Sabía hacerlo extraordinariamente.
Se movía y se movía y yo más trabado por ese palo delicioso. Si me sentí cogido como mujer... Pero valió la pena.
En su cumpleaños: la dominamos entre tres
Mi novia Andrea es de las mujeres más hermosas que conozco, sus piernas son lo más perfecto que existe en la tierra, sus nalgas redondas y grandes, sus pechos medianos con pezones rosados respingones y por supuesto una cara inocente que a veces se oculta en su largo cabello. Yo fui el primer novio que ella tuvo, sin embargo, ambos con los años fuimos explorando un mundo que se nos seguía expandiendo.
Entre sus fetiches está el de ser sumisa, ser amarrada, ser humillada de forma sexual y el de vivir experiencias nuevas constantemente. Tras años juntos no hemos parado de conocer experiencias nuevas, la que a ella más le ha gustado hasta ahora es verme con otras mujeres, le gusta ver que logré estar con personas igual o a veces hasta más sexuales que ella, le gustan los juegos y los detalles, le gusta verme con otras personas.
Sin embargo, tras varias semanas de trabajo intenso nuestras novedades habían bajado mucho, su cumpleaños llegaba pronto y me pedía de regalo una experiencia nueva, algo inolvidable...
Sabiendo que ella se masturba con una frecuencia bastante constante decidí jugar con ella y comprarle un cinturón de castidad. Al principio la idea no le convenció mucho pero la idea del juego, de salir con eso en público le encantaba.
Un día salimos con una amiga de confianza nuestra, una persona con la que yo ya me había acostado y con la que los 3 compartíamos un pasado sexual. Fue inevitable que en la conversación surgieran diferentes temas, incluyendo el de el grosor de mi pene. Andrea, mi novia lucía casi torturada... podía notar que estaba calentándose el ambiente pero ella no iba a poder hacer nada mientras yo no la liberara.
- Deberíamos hacer algo un día, los tres o tal vez solo nosotros dos, comentó su amiga.
Andrea se apresuró a decir que le gustaría en algún momento pero que justo ese día no creía que podía. Me miró y me dijo con la cara sonrojada ¿Puedo contarle?...
Se me aceleró el corazón... acepté.
Andrea, tenía unas sandalias que adornaban sus bellos pies y un vestido azul que dejaba ver bastante de sus muslos y sin importarle mucho que estábamos en un restaurante llevo sus manos a su vestido y lo levantó lo justo para que se viera a forma de una tanga el cinturón que llevaba.
Su amiga se río, no podía creerlo. "Juro que ustedes son la pareja más pervertida que he conocido", afirmó. - No tienes idea, contesté.
Estoy seguro que esa carita se vería bien con un par de vergas en sus mejillas, lástima que estés "castigada" contestó.
El día siguió con normalidad, pero esa y varias conversaciones habían elevado demasiado la temperatura.
Andrea y yo llegamos a la casa entre besos desenfrenados... llegamos a la sala sin prácticamente ropa encima. Ella seguía con su cinturón, de rodillas chupando mi pene y suplicándome que la liberara para poder sentirme adentro.
Sus ojos se clavaron en los míos mientras con la lengua iba masajeando mis testículos. Mientras hablábamos sucio. Como de costumbre le pregunté si para su cumpleaños tenía en mente algo, si quería verme penetrar a su amiga que vimos en la tarde...
Para mi sorpresa, ella negó y dijo que desde que no había podido masturbarse estaba deseando una pinga rebotando en sus mejillas, ella no había dejado de pensar en el comentario anterior sobre tener 2 pingas en su boca y esto me tomó por sorpresa.
Haberle negado la penetración la estaba convirtiendo en una autentica ninfómana, estaba desesperada por una penetración profunda en su boca y vagina.
Le dije, entonces que si lograba hacerme venir tal vez iba a considerar traerle a alguien como regalo de cumpleaños. Ella obedeció y uso su boca para hacerme venir a chorros.
.....
Los días pasaron y ella seguía usando el cinturón, estaba sufriendo de calentura y yo encontraba eso muy gracioso. Hasta que llegó su día de cumpleaños.
En la tarde fuimos a comer con sus amigos, ella usaba un vestido ajustado que hacía relucir sus enormes senos y cuya tela se marcaba lo suficiente para dejar entre ver que como mínimo estaba usando una prenda interior particular... Fue entonces que en medio de la reunión varias personas le dieron regalos. Incluido yo que le regalé en una cajita un collar color plata muy hermoso, con una llave metida en medio... Ella me vio emocionada, me dio las gracias y discretamente me dijo "Está llave es para...??"
- Sí, quiero que vayas al baño. te lo quites y lo pongas en tu bolso.
- Pero no traje ropa interior
- Yo sé.
Ambos nos miramos cómplices a lo que ella se levantó, se disculpó y se fue al baño.
En su regreso era notable que algo faltaba en su cintura, creo que algunos lo notaron pero nadie señaló nada. Andrea estaba enrojecida completamente y varias veces le preguntaron si todo estaba bien, ella solo decía que creía que estaba roja por las bebidas que había tomado. El resto del almuerzo estuve pasando mis dedos por su cintura marcada que tenía, esas caderas con forma de pera perfecta que manejaba.
Al terminar el almuerzo nos fuimos en carro y mientras conducía, ella se levantó el vestido dejando ver unas piernas bronceadas que resaltaban bastante con el color de su vientre. Sin pensarlo dos veces se introdujo un dedo mientras íbamos por la carretera y salió completamente lubricado… "mira", señaló. A lo que sin pensarlo metí su dedo en mi boca y le dije que otro regalo de cumpleaños le esperaba en casa.
Llegamos cargados de regalos a la casa, donde había música y un olor muy agradable... a los dos se nos notaba que el corazón nos palpitaba rápido e intenso. Dejamos los regalos en la cocina y nos serví una copa de vino. "Tengo algo para ti", le dije mientras sacaba de una de las gavetas de la cocina un collar con correa. Mientras ella se acababa el vino se lo puse en el cuello y la dirigí arriba de las escaleras.
Antes de llegar al cuarto le demandé que se quitara el vestido y las sandalias. Ella entraría completamente desnuda a un cuarto donde la esperaban dos hombres.
Hice las presentaciones correspondientes y le ordene a Andrea saludar a cada uno como se debía.
Andrea saludo a Jorge primero de la mano, él le beso la palma y con un suave movimiento la hizo dar una vuelta para apreciar sus hermosas nalgas desnudas, Luego saludó a Ricardo quién directamente le dio un beso de lengua.
Sin esperar mucho, al ritmo de la música la tomé del cuello y también la bese mientras los otros la empezaban a manosear. y con mi mano tomé de la cama una tela que tenía para la ocasión... le vendé los ojos y la pusimos de rodillas. Cada uno de nosotros se fue sacando el miembro y poniéndoselo en la cara.
Andrea tenía una pinga en cada mano y la mía en su boca. Cambiando turnos cada cierto tiempo.
Su saliva estaba encima de todos y la situación estaba escalando muy rápido. Fue cuando le ordene a Jorge sentarse en una silla y a Andrea la pusimos a cabalgarla de espaldas a él mientras Ricardo aprovechaba lo mejor que podía la altura de la cama para meterle el pene en la boca. Todo esto mientras yo con los dedos estimulaba su clítoris.
Sus gritos son algo que nunca olvidare, el placer estaba en su punto y sin dar mucho tiempo se vino a chorros. En total fueron 3 orgasmos seguidos o más, parecía que ella iba a estallar.
La penetración iba cada vez más rápida y su cuerpo parecía poseído. No fue mucho tiempo hasta que pidió que paráramos, se tumbó en la cama y tuvo varios temblones en sus piernas luego de esos orgasmos.
"Yo sabía que no ibas a aguantar mucho, por eso es que yo me voy con otras chicas constantemente. Ellas sí podrían conmigo"… le dije de forma burlona a lo que ella me respondió con una sonrisa entre ofendida y deleitada.
- Claro que puedo, dijo mientras se tumbaba en la cama y se llevaba a la boca los dos penes.
Yo riéndome, le desabroche el collar y empecé a darle nalgadas que iban variando en intensidad.
Fue cuestión de tiempo a que uno de los chicos se viniera en su boca, dejando un rastro de semen que bajaba a su barbilla. El tipo se hizo a un lado y gimió con fuerza, mientras yo me disponía a penetrarla.
El otro tipo puso sus testículos en su boca a lo que ella empezó a succionar con dificultad.
Mi penetración era dura y después de tantos años ya conocía el cuerpo de Andrea, sabía lo que tenía que hacer para que se viniera y no fue cuestión de mucho tiempo a que ella cerrara sus piernas y gimiera en su quinto orgasmo del día.
La sobre estimulación era tanta que no pude evitar tomarla del pelo y cogerla en posición de perrito mientras ella anunciaba la llegada de otro orgasmo, fue ahí que yo finalmente tuve una explosión de semen dentro de ella y seguido a eso ella también se vino.
Fue un momento de complicidad entre los 4 quienes compartimos varias risas al ver que habíamos logrado darle a Andrea un cumpleaños inolvidable. Ella se tumbó en la cama junto a mi y después de un rato decidimos bajar por agua todos sin ningún problema con nuestra desnudez.
Estábamos completamente sudados, desgastados y sedientos. Tomamos varios vasos de agua mientras Andrea desnuda frente a todos nosotros nos daba las gracias.
No voy a mentir, verla lubricada en su sudor, con su cuerpo descubierto y su vulva al aire me dio unas grandes ganas de seguir. Pero tras una conversación muy a mena entre todos, Andrea se dirigió donde Jorge quién no se había venido todavía y justo en la cocina tomo su pene, se puso de rodillas y empezó a mamarlo frente a todos nosotros, "no creas que me olvidé de ti", decía.
Sus muslos se marcaban mucho en esta posición, sus nalgas enrojecidas se veían especialmente deliciosas. Mientras la veíamos mamar esa verga.
El tipo respiraba cada vez más acelerado y dejó fluir una gran cantidad de semen en su cara sin darle mucho tiempo a reaccionar...
Fue todo un espectáculo. Tanto así que la había vuelto a tener dura. Andrea, se levantó todavía con su cara empapada de semen y viendo la verga mía y la del otro chico dijo "veo que todavía no planeamos parar".